Te voy a contar una historia.
Unos días antes de matricularme en la Universidad para Mayores, estuve disfrutando de una estancia de doce días en el Balneario de Benasal, patrocinada por el IMSERSO.
Cada vez que voy allí, en el hotel Los Pinos, me gusta dar un taller teórico-práctico sobre algo que ayude a mejorar la vida de las personas mayores.
En esta ocasión, el título del taller era:
¿Cómo mantener la mente en forma?
Asistieron unas cuarenta personas. Mitad mujeres y mitad hombres.
Estaba lloviendo a cántaros. Esto me incitó a hablar del cielo y de las nubes – ya sabes: unas formas, normalmente de color gris, que aparecen y desaparecen en el cielo.
Las nubes, dije, sólo son vapor de agua. Este se transforma en lluvia, nieve o granizo cuando cambian las condiciones atmosféricas. Al caer a tierra, se convierten en ríos y mares. Su esencia es ser agua. Con el calor, el agua se evapora y se vuelve a transformar en nube. Y el cielo permanece inmutable. Deja que la vida fluya.
Lo mismo sucede con todas las formas. Su apariencia se transforma, pero su esencia no cambia.
¿Qué es la mente? ¿Cómo se origina? ¿Dónde se encuentra?
Así como el cielo es el contenedor de las nubes (formas físicas), la mente es el contenedor de los pensamientos (formas mentales).
En la primera parte del taller, la teórica, presenté tres enfoques desde los que abordar el tema de ‘la mente’.
Antes de hacerlo, me inquieté por la complejidad del asunto. Me pregunté:
¿Interesará a los presentes la información que voy a compartir? ¿Les servirá de algo? ¿Les ayudará a mantener su mente en forma?
Y ahora, unas semanas después, me hago las mismas preguntas respecto a ti.
Con el deseo que tus respuestas sean afirmativas, te presento mis pensamientos sobre el tema:
A) NEUROQUIMICA (El cerebro y su funcionamiento):
En un aspecto físico, ‘la mente’ se encuentra en el cerebro. Se define como «el conjunto de capacidades intelectuales humanas».
En el cerebro hay unos cien mil millones de neuronas. En el corazón hay unos cuarenta mil millones. Y en el tubo digestivo hay unos quinientos millones. Es decir, en este último hay cinco veces más neuronas que la médula espinal.
Así pues, considerando estos datos… te pregunto: ¿No piensas que, muy bien, podríamos hablar de tres cerebros? Si. Estos tres:
- Un cerebro en el tubo digestivo. Al que los ingleses hacen referencia con su expresión ‘I feel it in the guts’ – que se traduce por «lo siento en las tripas».
- Un cerebro en el corazón. Al que dirigimos nuestro dedo índice para señalar nuestra identidad ‘Yo’.
- Un cerebro en la cabeza. Con sus tres niveles de evolución – cerebro reptiliano, cerebro límbico y neocórtex –, sus dos hemisferios cerebrales – derecho e izquierdo – y su conexión con el Sistema Nervioso Central – simpático y parasimpático – nos ayuda a mantener en armonía a los sesenta trillones de células que componen el cuerpo.
La misión más importante del cerebro es la de ayudarnos a sobrevivir.
La vida nos presenta continuamente desafíos a los que hacemos frente con nuestras capacidades – de observación y análisis – y facultades – imaginación, creatividad y memoria –. Pero estas capacidades y facultades intelectuales nos sirven de poco si frente a los retos nos llenamos de ansiedad o angustia.
La tarea de sobrevivir tiene mucho que ver con la manera que gestionamos las experiencias que tenemos. Es decir: ‘Lo importante no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa’. Y esto va modulando nuestro software mental. Como dice el Dr. Mario Alonso Puig en su libro ‘Reinventarse’: «el software mental se fabrica fundamentalmente a través de experiencias».
Bien. Primero el cerebro necesita energía para funcionar. Ésta le llega a través de la sangre: En forma de oxígeno (que viaja en el interior de los glóbulos rojos) y glucosa (que viaja por el plasma).
El cerebro es un órgano tan complejo que, a pesar de suponer sólo el 2% del peso corporal, consume el 25% del riego sanguíneo. A las piernas van las dos arterias iliacas – una a cada pierna – y al cerebro, mucho menor en tamaño, llegan las dos arterias carótidas – una por cada lado del cuello.
Pero el cerebro también necesita estímulos para crear los pensamientos y sentimientos.
Este es el proceso:
- Una experiencia estimula nuestros sentidos que envían electricidad al cerebro.
- Las neuronas desarrollan una capa de grasa llamada mielina, de color blanco, para aumentar su eficacia.
- Cuando el impulso eléctrico es fuerte, se crean nuevas ramas llamadas dendritas y axones.
- La electricidad cruza de una neurona a otra, activándose así una sinapsis.
- Las emociones dejan una huella al instante. Las repeticiones van creando las huellas gradualmente.
- Con el uso repetido, las neuronas crean conexiones y generan circuitos. Por eso, el psiquiatra Dr. Alfonso Caycedo, creador de la Sofrología, decía: «la repetición es la madre del aprendizaje».
- Junto con los estímulos cerebrales se activa el SNC conectado a las glándulas de secreción interna que producen las hormonas que nos hacen sentir bien o mal.
Llegados aquí, considero oportuno hablar de las hormonas. En especial de las hormonas de la felicidad y cómo activarlas.
- Cortisol: Hormona del estrés. Mejor no activarla.
- Dopamina: La alegría de encontrar lo que buscas.
- Endorfinas: El olvido que enmascara el dolor.
- Oxitocina: La comodidad de los vínculos sociales.
- Serotonina: La seguridad de la relevancia social.
Estos son algunos hábitos generadores de hormonas de la felicidad:
- Dopamina:
- Dar pequeños pasos hacia un nuevo objetivo.
- Celebrar las pequeñas victorias.
- Endorfinas:
- Reír con una buena y profunda risotada.
- Llorar de vez en cuando.
- El ejercicio físico divertido y los estiramientos.
- Oxitocina:
- Recibir un masaje (y darlo).
- Visitar balnearios.
- Generar confianza en la gente.
- Serotonina:
- Logros: manifiesta orgullo por lo que has hecho.
- Aceptar lo que no se puede controlar.
En la parte práctica del taller, hicimos ejercicios activadores de las hormonas de la felicidad.
Ahora. La verdad. Después de mil diez palabras, ya estoy cansado de escribir este relato. ¿Cómo estás tú?
Por favor, añade tus comentarios debajo de esta entrada. Gracias.
Sí. Me queda hablar de los otros dos enfoques desde los que abordar el tema de ‘la mente’. Aquí te adelanto sus títulos:
B) PSICOLOGIA (Consciente, Subconsciente e Inconsciente).
C) METAFISICA (y Física Cuántica contemporánea).
Los voy a exponer en un próximo artículo.
Recibe un cordial saludo de:
José Antonio Franch Doñate